martes, 3 de junio de 2014
JUNIO 3, 2014
ARTURO GALLEGOS, JESÚS VALENCIA, ALVARO RUIZ, MARIO PATIÑO, CARMEN YOLANDA NAVARRO ARAUJO (LEÓN), HUGO ARMANDO ARTEAGA MIRANDA TAMPICO Y AL ING. ARTURO ORTEGA MORÁN.
CAPSULA DE LENGUA 285, LAS PALABRAS DEL PODER
Querámoslo o no, todos vivimos en la pirámide del poder.
A veces nos toca mandar y a veces obedecer, por las buenas o por las malas. En el trabajo, si queremos conservarlo, nos sometemos a las órdenes de nuestros jefes, pero igual exigimos a nuestros achichincles que se sometan a las nuestras. (Del náhua achichinqui, es ayudante que transporta agua en las minas´).
En la vida social, sufrimos el insoportable poder de quienes tienen la responsabilidad de hacer cumplir leyes y reglamentos, aunque luego nos emparejamos, cuando nos ponemos la cachucha de “mandamases” con meseros, paqueteritos, sirvientes o ya de perdido con el perro o el gato.
Este juego del poder ha dejado innumerables huellas en el lenguaje, unas obvias y otras no tanto. De la primitiva raíz *poti ´dueño, amo´, en latín se dijo potis de quien podía hacer y deshacer a su antojo. De ahí derivaron voces como potere que en castellano dio poder, poderío y apoderar.
De la misma raíz latina son: posible, de posibilis (capacidad de poder); poseer de posidere (asentarse con poder); potencia y prepotencia, que en sus diferentes sentidos guardan este concepto; y también potestad, que es tener el poder sobre alguien o algo. En todas estas palabras y sus derivados la sílaba “po” aparece como huella genética de su primitiva procedencia.
Más escondida, encontramos esta raíz en la palabra huésped, del latín hospes, a su vez derivada de ghos-pot (*ghos:extranjero y pot:amo), el sentido implícito es ´extranjero que se hospeda en la casa del amo´. De ahí derivarían después hospital, hostal, hostería y hotel. En todos los casos se guarda la idea primitiva de ´hospedarse con la anuencia del mandamás´, aunque ya el tiempo ha dado diferentes matices a cada palabra.
Voces relacionadas con el ejercicio del poder son
subyugar, poner bajo el yugo (palo que une a los dos bueyes que jalan una carreta);
avasallar, convertir en vasallo,
del celta *gwasi (sirviente);
someter, literalmente ´meter abajo´ que no necesita más explicación;
doblegar, ´doblar hacia abajo, señal de dominio´;
atropellar, del germánico *thurp ´masa desorganizada de personas´, de ahí tropa y tropel, cuya violencia atropella a las personas que se les atraviesan.
Dominar, da para mucho. Todo empieza en la raíz *dem (casa), que en latín dio dominus para nombrar al amo del domus ´casa´. Del poder de este señor, nacieron los verbos dominar y domar, también dueño y dueña, que por otro lado se hicieron don, doña y aún dama, de ahí adueñar. De pasada, vale decir que de la misma procedencia es el nombre para el domingo ´día del Señor´. Por el lado griego, de esta raíz se formó la palabra compuesta *dems-pot (el que tiene el poder en la casa) de la que nacería la palabra déspota, conservando la carga de ´abuso del poder´.
Querámoslo o no, todos tenemos un lugar en la pirámide del poder. A veces nos toca mandar y a veces obedecer. La forma en que ejercemos el mando, desnuda nuestra esencia; es entonces cuando salen a flote nuestras virtudes, perversiones y frustraciones.
En cualquier caso, jugar el juego del poder es un arte. Perdemos cuando damos de más y también cuando damos de menos.
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