miércoles, 26 de marzo de 2014

MARZO 26 DEL 2014

LIC. PAOLA PACHECO HERNÁNDEZ (RIVIERA MAYA), EZEQUIEL ATILANO RANGEL, EMMA PADRÓN (SANTA MARÍA DEL RÍO SLP), JORGE PEÑA, ALBERTO SOLTERO Y A ANGEL BAEZA. MIERCOLES DE FILOSOFÍA JAPONESA 1. ¿Sabía usted que los niños japoneses limpian sus escuelas todos los días durante un cuarto de hora con los profesores, lo que llevó a la aparición de una generación de japoneses que son modestos y entusiastas en la limpieza? 2. ¿Sabía usted que cualquier ciudadano japonés que tiene un perro tiene que llevar saco y bolsas especiales para recoger excrementos de perro? Higiene y su afán por abordar la limpieza es parte de la ética japonesa. 3. ¿Sabía usted que el trabajador de limpieza en Japón se llama "ingeniero de la salud" y puede ganar un sueldo de USD 5000 a 8000 por mes? 4. ¿Sabía usted que Japón no tiene recursos naturales, y está expuesto a cientos de terremotos al año, pero eso no le impidió convertirse en la segunda economía más grande del mundo? 5. ¿Sabía usted que Hiroshima regresó a lo que era económicamente vibrante antes de la caída de la bomba atómica, en sólo diez años? 6. ¿Sabía usted que en Japón se impide el uso de la telefonía móvil en los trenes, restaurantes y cubiertas? 7. ¿Sabía usted que en Japón los estudiantes del primer al sexto año de primaria deben aprender la ética en el trato con la gente? 8. ¿Sabía usted que los japoneses a pesar de ser uno de los pueblos más ricos del mundo, no tienen sirvientes? Los padres son responsables de la casa y los niños. 9. ¿Sabía usted que no existe un examen de primero a tercero de primaria, porque el objetivo de la educación es inculcar conceptos y formación del carácter, y no sólo conocimientos y adoctrinamiento? 10. ¿Sabía que si usted va a un restaurante de buffet en Japón se dará cuenta de que la gente sólo come lo que necesita, sin hacer desperdicio alguno? 11. ¿Sabía usted que el promedio de impuntualidad de los trenes en Japón es de aproximadamente 7 (siete) segundos por año? Ellos aprecian el valor del tiempo. 12. ¿Sabía usted que los niños deben cepillarse los dientes después de las comidas en la escuela? Mantienen su salud desde una edad temprana. 13. Y por último ¿Sabía usted que los estudiantes toman media hora de descanso luego de terminar sus comidas para garantizar una digestión correcta? Estos estudiantes son el futuro de Japón.

martes, 25 de marzo de 2014

MARZO 25, 2014

MANUEL SUÁREZ MARTÍNEZ (MONT), OSCAR MANUEL PEÑA COVARRUVIAS (CÓMALA, COLIMA), JORGE PEÑA, JESÚS PADRÓN (SLP), VERÓNICA MELÉNDEZ Y A ARTURO ORTEGA MORÁN. CAPSULA DE LENGUA 276, DE TRÁNSITOS Y POLICÍAS En México, a los agentes encargados de vigilar el tráfico vehicular solemos llamarlos tránsitos. Como este uso no está contemplado en el diccionario, muchos consideran que esto es un barbarismo y que lo apropiado es referirse a ellos como agentes de tránsito. Lo que poco se sabe, es que la misma barbaridad se cometió durante años con los policías, a quienes siempre debimos nombrar, para no pecar de bárbaros, agentes de policía. De la palabra griega “polis” que significa “ciudad”, derivó “politeia” que se refería a las reglas de convivencia entre los ciudadanos; de ahí pasó al latín como “”politia” y luego al castellano como “policía” manteniendo el significado de ´buen comportamiento´. En la primera edición del diccionario, la de 1737, así se definía: “Policía: La buena orden que se observa y guarda en Ciudades y Repúblicas, cumpliendo las leyes u ordenanzas, establecidas para su mejor gobierno. Vale también cortesía, buena crianza y urbanidad en el trato y costumbres”. Para hacer cumplir las normas de convivencia, se formaron los cuerpos de policía y a quienes lo integraban, muy pronto en el habla popular pasaron a ser policías, cuando lo correcto era llamarlos agentes o guardianes de policía. Al principio, no faltaron los respingones que hicieron notar esta aberración lingüística. En el inconcluso Vocabulario de mexicanismos, que Joaquín García Icazbalceta escribió poco antes de morir allá por 1890, en la entrada canalla se lee: “Canalla: Es nombre colectivo, y no admite plural, como lo dice expresamente el Diccionario: «Esta voz no se puede usar en plural, sin que sea barbarismo». Los que a uno de la canalla llaman canalla, son tan bárbaros como los que a un individuo del cuerpo de policía le llaman policía”. Para el pueblo, que no tenía tiempo ni ganas de hacer análisis lingüísticos, los policías siguieron siendo policías y con el paso de los años, ya a nadie le pareció extraño y este uso se generalizó. Aunque en la edición del Diccionario de 1914, con timidez se aceptó agente de policía como una acepción de policía, fue apenas hasta la edición del 2001 cuando finamente el diccionario incluyó: “Policía: Cada uno de los miembros del cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público”. No hay duda, es la fuerza del uso la que marca el paso en el desarrollo del lenguaje y, el diccionario, tarde o temprano termina por alinearse. Por eso me atrevo a hacer la siguiente profecía: Llegarán días en que, en las hojas del diccionario, nuestros ojos podrán leer: “tránsito: Cada uno de los miembros del cuerpo encargado de vigilar el cumplimiento de los reglamentos del tráfico vehicular”. Será hasta entonces que los bárbaros de hoy… serán perdonados.

lunes, 24 de marzo de 2014

MARZO 24, 2014

ARMANDO MADAHUAR, CÉSAR PEÑALOZA, ALEJANDRO MONTIEL, ENRIQUE OLIMAN RODRIGUEZ (PUE), VICTORIA ALADRO Y A LAURA PALOMINO ARAIZA A QUIEN ECHARLE LA CULPA “Si nunca es nuestra culpa, no podremos responsabilizarnos de ello. Si no podemos responsabilizarnos de ello, siempre seremos la víctima” Richard Bach Siempre que nos encontramos con un problema buscamos al culpable fuera. Es sorprendente observar como ese mecanismo se da ya desde muy temprana edad y los niños aprenden de muy pequeñitos a esquivar las responsabilidades. Este hábito que de niños aprendimos ahora de mayores, lo seguimos aplicando de un modo inconsciente. Es mucho más cómodo y fácil buscar al culpable en el exterior. Así no nos responsabilizamos de nuestra vida. Así no tenemos que hacer nada con nosotros mismos para cambiar. Así alimentamos un odio y un resentimiento generalizado contra todo que envenena nuestra sangre y nuestra vida. Así mantenemos alimentados nuestros hábitos y costumbres mentales sin cambiar nada. Y como no cambiamos nada de nuestro interior y el interior es un reflejo del exterior, nuestros conflictos, nuestras crisis, nuestras enfermedades se van repitiendo continuamente, no del mismo modo, claro está, cambian los escenarios pero la esencia, la raíz del conflicto sigue siendo la misma hasta que entendemos que la solución comienza con el despertar de nuestra consciencia. Esto seguirá siempre así hasta que no decidamos responsabilizarnos de lo que nos sucede a nosotros mismos. El cambio está en nuestro interior.