miércoles, 9 de abril de 2014

ABRIL 9, 2014

GUSTAVO LUJÁN MARTÍNEZ, JAIRO MARTÍNEZ, ISIDRO MEDINA (QRO), ARTURO SILVA OCARANZA, DANIEL SUÁREZ, DULCE MARÍA ITURRIAGA Y A ARTURO PEÑALOZA JIMÉNEZ. NUEVO GENERADOR TERMOIÓNICO PARA OBTENER ELECTRICIDAD DEL CALOR Y LA ENERGÍA SOLAR El calor, que puede ser producto de fuentes como por ejemplo el calentamiento solar o la quema de combustibles fósiles, puede ser convertido en electricidad con una eficiencia muy alta mediante un proceso conocido como conversión termiónica. Debido a las muchas ventajas que tendría un sistema de este tipo que fuese comercializable a gran escala, se han dedicado muchos esfuerzos durante más de medio siglo a intentar desarrollar un generador termoiónico práctico, con poca suerte en todos los intentos. Sin embargo, tal suerte puede que cambie pronto, gracias a un nuevo diseño: un generador termoelectrónico. Los generadores termiónicos usan la diferencia de temperatura entre una placa metálica caliente y una fría para crear electricidad. Básicamente, se crea una diferencia de carga eléctrica entre la placa caliente y la fría. El voltaje resultante impulsa una corriente eléctrica, sin necesidad de movimientos de piezas mecánicas. Los modelos anteriores de generadores termiónicos han sido poco eficientes debido a un fenómeno muy difícil de evitar, el cual consiste en que las cargas negativas de la nube de electrones que abandonan la placa caliente repelen a otros electrones, con el resultado de que la corriente eléctrica se refrena. El equipo del físico Jochen Mannhart del Instituto Max Planck para la Investigación del Estado Sólido en Stuttgart, Alemania, con la ayuda de Stefan Meir y Cyril Stephanos de la Universidad de Augsburgo en Alemania, así como con la de Theodore Geballe de la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos, ha resuelto este problema usando un campo eléctrico para controlar del modo adecuado la nube de electrones, permitiendo así volar a la placa fría a los electrones que antes estaban obstaculizados. Los generadores termiónicos anteriores más aptos para un uso práctico han alcanzado eficiencias de aproximadamente un 10 por ciento. Las predicciones teóricas para los generadores termoiónicos del nuevo tipo termoelectrónico apuntan a un espectacular 40 por ciento.

martes, 8 de abril de 2014

ABRIL 8, 2014

FELICITACION A MI QUERIDO AMIGO EL ING. ARTURO ORTEGA MORÁN (MONT) POR SU CUMPLEAÑOS, MARTHA VELAZQUEZ, EDUARDO SORIANO, CÉSAR VARELA, ANTONIO ROJERO, NANCY LOVATO, OLGA MIRÓN SERRA Y A GUSTAVO LUJÁN MARTÍNEZ CAPSULA DE LENGUA 278, LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO Hay momentos en que ideas inquietantes nos atrapan, nos confunden y nos desconectan de lo que ocurre a nuestro alrededor. La vista perdida y quizá la boca abierta, hacen que los demás noten nuestro estado y digan de nosotros que estamos pensando en la inmortalidad del cangrejo. Lo cierto es que, en esos estados de ausencia, podemos estar pensando en cualquier cosa menos en la “dizque” inmortalidad de este crustáceo de diez patas; y eso da paso a la pregunta: ¿de dónde surgió tan enigmática expresión? De la antigua raíz *kar, que encierra el concepto de dureza, para nombrar a este bicho de caparazón duro en griego se dijo “karkino” y en latín “cancer”, que en castellano pasó a ser cangrejo, aunque hemos conservado la palabra latina “cáncer” para nombrar a esos malignos tumores que parecen tener patas y que en su forma recuerdan al crustáceo. También es nombre de una constelación, un grupo de estrellas que a los antiguos les recordó la misma forma. Pero volvamos con el cangrejo: de estos animalitos hay cerca de 4000 especies, cuyos tamaños varían desde tiernas miniaturas hasta monstruosos cangrejos marinos que llegan a pesar 20 kilos y alcanzar una extensión de hasta cuatro metros. La creencia popular da por hecho que los cangrejos caminan hacia atrás y por eso se han acuñado frases como “ir para atrás como el cangrejo”, que se dice cuando la situación de una persona, empresa o proyecto va de mal en peor. Aunque en realidad ellos caminan de ladito, ¡ah!, pero eso sí, con mucho estilo. En su proceso normal de crecimiento, estas criaturas, cuando ya no caben en su armadura, literalmente se la quitan para formarse otra a la medida. Esta cualidad generó la creencia de que, cada que lo hacían, volvían a renacer y eso los hacía candidatos idóneos para la inmortalidad. Después, algún “genio” del que ya se ha perdido memoria, se jactaría de haber descubierto el secreto de la vida eterna del cangrejo al llegar a la siguiente conclusión: “Si lo normal es que caminando hacia adelante nos hacemos viejos, entonces caminando hacia atrás podríamos engañar al tiempo y mantenernos eternamente jóvenes, así como lo hace el cangrejo”. ¡Vaya!, como si la vida fuera una película a la que podemos darle “rewind”. Tan antigua es esta ridícula idea, que Shakespeare la usó en Hamlet. En dicha obra, en un diálogo con Polonio, reflexionando sobre la vejez Hamlet le dice: "...porque al fin, vos seríais sin duda tan joven como yo, si os fuera posible andar hacia atrás como el cangrejo". Desde luego que esta afirmación ha "sacado de onda" a más de uno a través de los siglos y, como cualquier idea que llena de nudos el entendimiento, a quien se ha enredado en ella lo deja con la vista perdida, la boca abierta y hasta puede que por ahí una baba escurriendo. De ahí ha quedado que, de quien está en tal estado, se diga que está pensando en la inmortalidad del cangrejo.