miércoles, 15 de octubre de 2014

OCTUBRE 15, 2014

LAURA POLOMINO ARAIZA Las matrushkas, matruscas o matrioskas —también llamadas nesting dolls, «muñecas que acogen»— son una artesanía compuesta por un juego de muñecas talladas en madera, cuyos cuerpos, ovoides y huecos, permiten que se coloquen una dentro de la otra. Pueden contener tres, cinco, siete, diez o más —el récord es de 51 muñecas una dentro de otra. En la antigua Rusia, Matrioska era un nombre popular entre las niñas rusas, y se cree que derivó del latín mater, ‘madre’ —y, en este caso, ‘abuela’—. La muñeca más grande representaba a la matriarca con su descendencia «dentro», de modo que la matrushka representaba los valores de la familia, y se regalaba a los recién nacidos para desearles una vida larga y próspera. A pesar de lo que pudiera pensarse, esta artesanía no se creó en Rusia. Su antecesora llegó a ese país a finales del siglo XIX en una exhibición local de arte japonés, y se trataba de una estatuilla que representaba a los siete dioses protectores del hogar; su descubrimiento fascinó a Serguéi Malyutin, un artesano ruso que lo llevó al estudio de arte de Savva Mamontov, empresario para quien trabajaba. Poco después, el hermano de Mamontov fundó un taller de juguetes para niños en la ciudad de Sérguiev Posad. Ahí, el artista Vasily Zvyozdochkin talló en 1890 la primera matrushka a partir de un diseño de Malyutin, y estas muñecas pronto se popularizaron. En la actualidad, estas piezas se fabrican no sólo en Rusia, sino también en países como Polonia, Alemania e Italia, y pueden representar a políticos, líderes y otros personajes, pero la más común sigue siendo la representación de la campesina rusa. Algarabìa

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