martes, 10 de marzo de 2015

MARZO 10, 2015

CÁPSULA: A DIESTRA Y SINIESTRA POR ARTURO ORTEGA MORÁN Entre la miríada de palabras latinas que las legiones romanas arrastraron a la península Ibérica, llegaron "dextra" y "sinistra", que la fonética peninsular convertiría en diestra y siniestra. Además de su significado original, cargaban ya con prejuicios engendrados por rancias supersticiones; prejuicios que, con el tiempo, serían causa de su decadencia en la naciente lengua castellana. A veces, lo que no es común nos asusta y la ignorancia nos lleva a creer que se trata de cosas malignas. Así debió pasar con lo que se pensaba de los zurdos, ese 10% a quienes la caprichosa naturaleza les dio habilidad en la mano “equivocada”. Esa desviación no podía ser sino cosa del demonio y, de esta circunstancia, bien pudo nacer esa idea de relacionar la derecha con el bien y la izquierda con el mal. Esta es una historia antigua de la que ya encontramos huellas en la Biblia. En Mateo 25 encontramos estas palabras: "...separará a unos de otros, poniendo a las ovejas a su derecha y a los machos cabríos a su izquierda". En la sociedad romana, los augures volteaban al cielo y si las aves aparecían por el lado izquierdo, era señal de malos presagios; pero si aparecían por el lado derecho, no había razón para preocuparse, las cosas irían bien. Vestigios dejaron en nuestra lengua aquellas creencias. Todavía hoy, decimos que nos levantamos con el pie derecho si el día va pintando bien o con el pie izquierdo cuando ya solo falta que nos orine un perro. En la España romanizada, por siglos, diestra y siniestra se usaron para nombrar a las manos y sus lados asociados, hasta que apareció una intrusa. En territorio vasco, "ezquerra" era la palabra para denotar al lado siniestro, cuando pasó al castellano se convirtió en "izquierda". Esta palabra, poco a poco, le fue ganando la batalla a "siniestra", que el pensamiento supersticioso le había dado también los significados de “funesto, perverso, malvado”. Quizá esto explique la preferencia de los hablantes por "izquierda". Mientras tanto, "diestra" lentamente fue cediendo ante su sinónima "derecha", también de raíz latina (directus). Queda como huella de la antigua gloria de este par, la expresión que todavía usamos para referirnos a algo que se hace sin tino, sin orden; sin discreción ni miramiento… hacer algo “a diestra y siniestra".

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