lunes, 28 de septiembre de 2015
SEPTIEMRE 28, 2015
LAURA PALOMINO ARAIZA, SERGIO CASTILLO, ANTONIA REYES Y A MAGALY BASURTO (BARCELONA, ESPAÑA), ARMANDO BUSTAMANTE, JOSÉ ALANIZ, ADALBERTO SAINZ Y A MIGUEL ÁNGEL CASILLAS.
Franz Kafka escritor de origen judío nacido en Bohemia que escribió en alemán murió a los 41 años, en 1924.
Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca.
Kafka se ofreció a ayudar a buscar la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar.
Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron:
- “Por favor no llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras.“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca. La niña fue consolada.
Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente la veía diferente de la muñeca original. Una carta adjunta explicó:
-"mis viajes me han cambiado. “
-Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una hendidura desapercibida dentro de la muñeca.
En resumen, decía:
-" Cada cosa que amas es muy probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente“-
Kafka y la muñeca: la omnipresencia de la pérdida.
Para mí hay dos sabias lecciones en esta historia: El duelo y la pérdida son omnipresentes, incluso para un niño pequeño. Y el camino hacia la curación es buscar cómo el amor se vuelve en otra forma.
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