miércoles, 19 de febrero de 2014

FEBRERO 19, 2014

LUIS ENRIQUE ARANA, LILY Y OSVALDO HERNÁNDEZ (PUE), JAVIER VALDOVINOS, NORITA MEDINA, JAMIS OROZCO Y A ARTURO ROJERO. ALGO DE TECNOLOGIA PÁRA MEDIA SEMANA El grafeno es una película de carbón de un átomo de espesor. Tan dura como el diamante. Pocos materiales han causado tanto furor como el grafeno, desde su creación el año 2004, en Manchester, Inglaterra. Sir Konstantin Novoselov y Andrei Geim rasparon un lápiz (que esta hecho de grafito) y recogieron el polvito en un diurex, luego le pusieron otro diurex encima, y cada vez que repetían el procedimiento, producían una capa más y más delgada de carbón hasta reducirla al grosor de un átomo. Después de reproducir el procedimiento de una manera más elaborada, empezaron a descubrir las sorprendentes propiedades del grafeno: 200 veces más resistente que el acero, tan ligero como el aire, invisible, moldeable y con una capacidad conductora mucho mayor que el cobre o el silicio. Por ello, Novoselov y Geim hicieron historia cuando ganaron el Premio Nobel de Física en el 2010. Hubo muchos que calificaron este descubrimiento como el más importante desde que se invento la rueda. La fama del grafeno creció tan rápido, que desato una nueva “fiebre del oro” En Europa, la prioridad del financiamiento académico está concentrada en el grafeno. En China y Estados Unidos, se han registrado más de 5,000 patentes relacionadas a aplicaciones del grafeno en la nanotecnología. Todo el alboroto se centra en las promesas de que el grafeno puede salvar a la economía mundial de la misma forma que lo hizo la Revolución Industrial. ¿Pero qué es exactamente lo que promete el grafeno? Para empezar están las películas solares, que sustituirían a los paneles y aumentarían drásticamente su eficiencia: un edificio en el que sus ventanas estuvieran cubiertas de película solar, tendría la capacidad de ser autosuficiente en energía eléctrica, sin cambiar para nada su apariencia externa, de vidrio. Barcos, trenes y aviones con película de grafeno serían prácticamente indestructibles y tan ligeros que sería inevitable multiplicar su tamaño para hacerlos más rentables. Las baterías con aplicaciones de grafeno, se podrían recargar en minutos en vez de horas. Hay quienes vislumbran que el grafeno hará económicamente viable el uso del electromagnetismo en los medios masivos de transporte, que ahora podrían ser transoceánicos. Pero antes de imaginar las aplicaciones en gran escala, los más realistas se inclinan por la infinidad de aplicaciones en la MINI-ATU-RIZACION. ¿Se imaginan robots del tamaño de una molécula capaces de sustituir a los antibióticos o destapar arterias? o que tal satélites espaciales del tamaño de un botón, o computadoras flexibles y delgadas como una mica, o filtros atómicos para limpiar el agua o tatuajes invisibles para almacenar información en la piel en vez del cerebro…etc. etc. Cientos de instituciones en todo el mundo están concentrando sus recursos de investigación y desarrollo en las aplicaciones del grafeno, y lo más interesante es que estas investigaciones están abriendo puertas a un Universo extraordinario donde toda la realidad cambia, confirmando la popular frase de que –el tamaño si importa-

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