miércoles, 11 de junio de 2014

JUNIO 11, 2014

ALFREDO REYNOSO, EVA MARTÍNEZ ROCHA, ERNESTO LÓPEZ, CECILIA RENTERIA, CHARLY VILLEGAS, ADELINA MIRELES, SALVADOR MONTES Y A FRANCISCO JAVIER VELAZQUEZ RAMOS (QRO). MIERCOLES DE COMPLACENCIAS EL SR. SERGIO MARTIN RAMIREZ Y LA SRA. ARTEMISA MIRANDA DE MEXICALI SOLICITARON QUE DE DONDE PROCEDIA EL ANDAR ECHO LA MOCHA. Hay expresiones populares que no parecen tener explicación alguna y a lo mejor ciertamente no la tienen, pero entonces el mismo pueblo se las inventa y lo hace por lo general con tanto ingenio que hasta parecen ciertas, a veces hasta más que las que son históricamente comprobables Andar echo la mocha, por ejemplo tiene una historia simpática que me parece muy creíble aunque jamás metería las manos al fuego por su veracidad. Es moverse o desplazarse a toda velocidad, rapidísimo y este dicho –según asegura la gente por ahí viene de la época en que se iniciaban los ferrocarriles en México. Imagínese usted el tamaño de las primeras locomotoras que llevaban siempre pegado un carrito carbonero porque se movían con el vapor que se generaba con el calor de ese combustible, el cual era paleado por un tipo que dedicaba su vida a eso… a echarle carbón a la máquina en la caldera para que con el agua produjera el vapor necesario para moverse. Eran aquellas locomotoras que al caminar iban dejando una densa columna de vapor y hacían un ruidazo infernal. El asunto es que para los movimientos de patio no había locomotoras especiales y eran esas mismas inmensas moles las que tenían que desplazarse para disponer el tren, antes de iniciar su viaje. Hasta que un día llegaron unas locomotoras relativamente chiquitas, con capacidad para movimientos limitados y destinadas específicamente a las operaciones llamadas “de patio”. A los ferrocarrileros les parecieron muy curiosas aquellas mini locomotoras que se desplazaban internamente a una gran velocidad, porque la comparaban con la pesada lentitud de las locomotoras enormes que ellos conocían y por lo corto de su tamaño, pronto empezaron a llamarle “las mochas”. Es que ellos las veían como si les faltara un pedazo. A partir de entonces cuando alguien se movía con mucha rapidez decían que se parecía a una “mocha”. “Mira, allá viene aquel echo la mocha” era equivalente a decir “allá viene aquel moviéndose tan rápido como una de las mochas”.

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