lunes, 24 de noviembre de 2014

NOVIEMBRE 24, 2014

Laura palomino Araiza Por adaptación evolutiva o simple condescendencia, las familias estadounidenses parecen estar retrasando importantes procesos de desarrollo, independencia y autosuficiencia de los niños. Familias machiguengas En 2004 Carolina Izquierdo, antropóloga de la Universidad de California, pasó varios meses al lado 
de los machiguenga, una tribu de aproximadamente 
12 mil personas que habitan en la Amazonia del Perú; dedicada a la caza y al cultivo, esta comunidad construye sus viviendas con restos de palma. Un día, Izquierdo decidió acompañar a una de las familias de la tribu
en una de sus expediciones de recolección en el río Urubamba. Yanira, quien venía de otra de las familias, pidió acompañarlos. La expedición duró cinco días y, aunque ella no tenía asignada una labor específica en el grupo, de inmediato encontró la forma de ayudar: dos veces 
al día limpiaba los tapetes en los que dormían, apilaba las palmas recolectadas para llevarlas a la villa y por las tardes cocinaba para todos. «Su actitud de cooperación era sorprendente», decía sorprendida la antropóloga sobre Yanira, que para entonces tenía tan sólo 6 años de edad. Al mismo tiempo en que hacía investigación de campo con los machiguengas, Izquierdo colaboraba también en un estudio antropológico de la mano de su colega, Elinor Ochs; trabajaban con 32 familias californianas de clase media en un análisis que registraba las conductas y formas de interacción de sus integrantes en situaciones cotidianas. Ambas antropólogas compartían el interés por la educación de los niños en la sociedad. ¿Cómo es que padres de diferentes culturas preparan a sus hijos para la adultez? En el caso de los californianos, ningún niño realizaba labores domésticas como parte de su rutina diaria, a no ser que se le obligara a hacerlo. Familias californianas Con excepción de la descendencia Ming y los Dauphines de la Francia prerrevolucionaria, los niños estadounidenses de hoy representan a la juventud más mimada en toda la historia de la humanidad. No sólo por la enorme cantidad de bienes de los que son provistos —ropa de marca, juguetes, cámaras, computadoras, televisiones, teléfonos celulares, iPods, etcétera—, sino porque además se les ha concedido autoridad. Elizabeth Kolbert

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