martes, 17 de febrero de 2015

FEBRERO 17, 2015

Cápsula de lengua # 1 Féminas, fecundas y felices por Arturo Ortega Morán Pervertidoras, insaciables, causa de la desgracia de los hombres, instrumentos del demonio y muchas linduras más es lo que se decía de las mujeres en un tenebroso libro que se publicó en Alemania a fines del siglo XV, lo llamaron “Malleus Maleficare” (que significa Mazo de las brujas). Este tratado, producto de la época más oscura de la iglesia católica, fue justificación para que la Inquisición llevara a la hoguera a miles de mujeres acusadas de brujería. Bastaba una sospecha para que las damas terminaran incineradas por el fuego de la barbarie y de la estupidez humana disfrazada de religión. En este libro, se asegura que la palabra fémina (mujer), tiene origen en ´fe-minus´ (fe y menos), por ser ellas quienes muestran menos fidelidad. ¡Vaya!, así o más misóginos Kramer y Sprenger, monjes dominicos, autores de tan nefasto libro. Lo malo es que por muchos años se creyó y todavía hoy, muchos siguen dando por cierta esta absurda afirmación. Hoy sabemos que fémina tiene origen en la antigua raíz *(fei), que guarda el concepto de ´amamantar´, acción que justo corresponde a las féminas, que literalmente son ´las que amamantan´. De fémina, se dijo femna, luego femra, después fembra para finalmente quedar en hembra. Hay otras palabras que proceden de la misma raíz, como: fecundo, del latín fecundus, en alusión a la característica femenina de ´generar vida. También, la palabra hijo derivó de filius, voz latina en la que esa ´f´ inicial delata que comparte raíz con fémina y si ésta es la que amamanta, el filius es ´el que mama´. Como huellas del filius latino, conservamos las palabras: afiliar, filial, filiación, feligrés (hijo de la iglesia) y aún hidalgo (que es hijo de algo). No hay momento más feliz para una fémina que cuando se convierte en madre…., algo de cierto debe haber en esta afirmación porque, la palabra ´feliz´ viene del latín felix que, en origen, significaba ´mujer fecunda, fértil´. Era un atributo exclusivo de las damas que ligaba a la fertilidad un sentimiento de bienestar que luego se llamó felicidad. Fue mucho después que este estado de ánimo se democratizó y pasó a significar cualquier tipo de contentura, ya sin depender de la fecundidad y aplicado sin distinción de género. No cabe duda, el lenguaje guarda nuestra historia. Hoy lo hemos visto en una palabra que nació cuando la felicidad y el valor de una mujer dependían de su fecundidad; luego fue usada de modo perverso por unos monjes dominicos, para justificar su odio irracional hacia las damas. Hoy, feminismo es la lucha de las mujeres para que sus derechos y oportunidades no sean menos, que su felicidad no dependa solo de su fertilidad y que su fecundidad trascienda de lo biológico a lo intelectual. En esa parte de la historia vamos.

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